miércoles, 1 de mayo de 2013

EX ORIENTE LUX. UNA DECLARACIÓN DE INTENCIONES


Esta fotografía de Eloy Taboada en la que los rayos dorados del sol se reflejan sobre las milenarias aguas del río Éufrates, a su paso por suelo sirio, simboliza muy bien el espíritu con el que nace el presente blog: “la luz que llega de Oriente”. Tradicionalmente, se nos ha hecho ver que Occidente era heredero de las antiguas civilizaciones clásicas, esto es, Grecia y Roma. Esta premisa, que nace en los siglos del Renacimiento, está basada en una concepción eurocéntrica de la historia. Sin embargo, más de 170 años de investigaciones arqueológicas en el antiguo Oriente han dejado sin fundamento científico esta idea preconcebida, que incomprensiblemente aún sigue arraigada en nuestra sociedad, ya sea por ignorancia o prejuicio. La ciudad, la realeza, la escritura o el derecho, por citar algunos ejemplos, nacieron en la llanura regada por las aguas del Tigris y del Éufrates, una vasta región aluvial que los geógrafos griegos llamaron Mesopotamia (“País entre ríos”). El antiguo país mesopotámico, que hoy se corresponde con Iraq y parte de Siria, fue la cuna que vio nacer a la primera civilización urbana hace ahora más de cinco mil años.

Con el objetivo de difundir este patrimonio cultural poco valorado en nuestra sociedad actual, debido en gran medida a su desconocimiento, nace “Ex Oriente Lux”. Aprovechando las herramientas que pone a nuestro servicio la actual Era Digital, pretendemos situar a Mesopotamia en el lugar que le corresponde dentro de nuestra Historia Universal. Un legado cultural, además, amenazado por los actuales conflictos armados que asolan Siria e Iraq.

Al comienzo de cada semana “Ex Oriente Lux” pondrá a disposición de sus seguidores una nueva entrada con la que dar a conocer los entresijos de la historia de Mesopotamia (novedades, curiosidades, recomendaciones de libros…). La primera entrada la dedicaremos a los célebres jardines colgantes de Babilonia, catalogados como una de las siete maravillas del mundo antiguo: ¿Mito o realidad? 

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