domingo, 19 de mayo de 2013

LAWRENCE DE ARABIA: ARQUEÓLOGO EN ORIENTE

“Pocos minutos después de las ocho de la mañana del domingo, día 19 de mayo del año 1935, moría Lawrence de Arabia, a causa de las heridas recibidas en un accidente motociclista que sufrió en la carretera de Dorset [condado situado en el suroeste de Inglaterra].” Con estas palabras describía el periodista Lowell Thomas la muerte del “moderno caballero de Arabia”, que había conocido en la ciudad vieja de Jerusalén.
 
T.E. Lawrence ataviado al estilo árabe.
Hoy se cumplen 78 años de aquel triste suceso que puso fin a la inigualable vida del ciudadano británico Thomas Edward Lawrence cuando tan sólo contaba con 47 años de edad. Lawrence es universalmente conocido por sus hazañas en el levantamiento del pueblo árabe contra la dominación turco-otomana durante la Primera Guerra Mundial, de ahí el sobrenombre de “Lawrence de Arabia”. Su singular personalidad ha quedado plasmada en su célebre obra Los Siete Pilares de la Sabiduría (1926) y su vida ha sido inmortalizada por la película interpretada por Peter O’Toole (1962), que fue rodada en gran parte en el desierto de Almería.
 
 
Su papel en la revuelta de las tribus árabes, su nombramiento como militar adscrito al Servicio de Inteligencia británico y su trabajo como asesor para asuntos del mundo árabe en el gabinete de Winston Churchill pusieron fin a su verdadera pasión, que no era otra que la arqueología y la historia. Era un gran lector de los autores clásicos (como César o Jenofonte) y de la literatura medieval. Fue precisamente su interés por el pasado el que le indujo a viajar por vez primera a Oriente Próximo. El objetivo de su primer viaje, realizado en 1909, era conocer de cerca los castillos de los cruzados de Siria y Palestina, pues su tesis en el Jesus College de Oxford consistía en un estudio sobre la influencia de las Cruzadas en la arquitectura militar europea. Lawrence además de visitar numerosos castillos, se entretuvo en estudiar las costumbres y los dialectos de los pueblos que habitaban aquellas regiones de Oriente.
 
Lawrence (a la izquierda) y Woolley en Karkemish (1913).
David Hogarth, conservador del Ashmolean Museum de Oxford, ejerció una influencia decisiva sobre la vida de Lawrence. En 1911, le acompañó hasta el valle del Éufrates donde el British Museum deseaba retomar los trabajos arqueológicos iniciados en 1878 en un antiguo lugar llamado Karkemish. Los excavadores ingleses estaban a la búsqueda de los hititas (un antiguo reino anatólico) en aquella vieja y polvorienta colina. Por sus conocimientos del árabe, el joven Lawrence se ocupó de la organización y dirección de los casi trescientos obreros de la excavación. En el invierno de 1912, la dirección de la excavación recayó sobre Leonard Woolley, el futuro excavador de la ciudad de Ur, la patria originaria de Abraham según el Antiguo Testamento. Lawrence continuó fielmente con su labor de asistente de campo.
 
La antigua Karkemish, junto al río Éufrates, es un importante yacimiento arqueológico que se encuentra hoy en Turquía, muy cerca de la frontera con Siria. Las excavaciones de los ingleses se prolongarían durante tres años, hasta el estallido de la Primera Guerra Mundial. Los trabajos de campo de Lawrence permitieron sacar a la luz varias fases de ocupación del yacimiento, siendo la más espectacular por las numerosas esculturas halladas la correspondiente al llamado período Neohitita (siglos X-VIII a.C.).
 
Lawrence (a la izquierda) y Woolley junto a un relieve neohitita hallado en Karkemish (1913).
En aquellos mismos años y en aquella misma zona los ingenieros alemanes estaban construyendo un puente sobre el Éufrates para el gran ferrocarril Berlín-Bagdad. Este proyecto contemplaba la destrucción de parte de las murallas de la antigua Karkemish para obtener tierra y piedra para un terraplén del citado puente. Gracias a la intervención de Lawrence ante la autoridad otomana de Alepo se consiguió detener al ingeniero jefe alemán, un tal Contzen, y salvar así las murallas de la ciudad baja. Este conflicto derivó en una guerra abierta entre el campamento alemán e inglés por el control de esta zona estratégica. Estamos en las puertas de la Gran Guerra; y en esa situación la actividad arqueológica se confundía en ocasiones con labores de espionaje.
Hasta 1914, Lawrence compatibilizó sus tareas como ayudante de campo de Woolley en Karkemish con sus frecuentes expediciones por las aldeas cercanas. Siempre deambulaba vistiendo el traje tradicional y conversaba con la población local. En esos recorridos por la región situada al sur de Karkemish, Lawrence y Woolley adquirieron toda una serie de antigüedades (cerámicas, armas y adornos de bronce, etc.) procedentes del expolio de antiguos cementerios de la zona. Woolley las publicó en 1914 como ejemplo de las costumbres funerarias de los hititas, aunque en realidad eran objetos más arcaicos (del III milenio a.C.). La mayor parte de esos objetos adquiridos a campesinos de la región se conservan hoy en el Ashmolean Museum de Oxford, gracias a que Lawrence los envió a su amigo Hogarth, normalmente acompañados de cartas y de notas donde explicaba su procedencia exacta.

El periodista Lowell Thomas estaba extrañado por el hecho de que Lawrence hubiera escogido Oriente como campo de sus trabajos arqueológicos, en lugar del prestigioso Egipto faraónico. La respuesta de Lawrence a esta duda retrata muy bien su particular personalidad: “¡Egipto –dijo- nunca me ha seducido. La mayor parte de los trabajos importantes se han hecho ya allí, y la mayoría de los egiptólogos de hoy malgastan lastimosamente el tiempo tratando de descubrir con precisión cuándo fue pintada la tercera antena del escarabajo sagrado…!”.
Karkemish fue un puente entre sus días de estudiante en Oxford y de arqueólogo en Oriente, como Thomas E. Lawrence, y su apasionante aventura en la revuelta de las tribus árabes, ya convertido en Lawrence de Arabia.

Para saber más:
L. Thomas, Con Lawrence en Arabia, ed. del Viento, A Coruña 2007 (ed. Original 1924).
M. Brawn, Lawrence of Arabia, the life, the legend, Thames & Hudson, Londres 2005.

2 comentarios:

  1. Apasionante la vida de este interesantísimo personaje. La verdad es que lo conozco muy poco, sobre todo a través de la película; pero si ella da una idea cabal de lo que fue, hay que decir que fue pionero en todo: tanto en su modo de relacionarse con la gente de otra cultura, como por su concepción del mundo en general (un romántico de espíritu, en el sentido verdadero de la palabra). Ello requería una personalidad valiente, en tanto que su modo de ser no hacía fácil la relación con las autoridades británicas. Admirable. Gracias por darnos a conocer más sobre él.

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  2. Interesante artículo que nos acerca a un valiente aventurero y soñador sin cuyos adjetivos no se puede llegar a imaginar una aventura como la que realizó Lawrence. Hoy con las dificultades que estamos viviendo y las malas noticias que llegan de Siria, leer estos artículos nos ayudan a evadirnos de la realidad. Me ha gustado mucho el artículo.

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