domingo, 12 de mayo de 2013

¿HUBO JARDINES COLGANTES EN BABILONIA?


Reconstrucción fantástica de los jardines colgantes de Babilonia.
Las murallas y los jardines colgantes de Babilonia, la estatua de Zeus en Olimpia, el coloso de Helios en Rodas, las pirámides de Egipto, el mausoleo de Halicarnaso y el templo de Artemis en Éfeso son, según el erudito romano Marco Terencio Varrón, las sietes obras del hombre que deben ser admiradas en el mundo. A ese listado de “Siete Maravillas de la Antigüedad” la  ciudad de Babilonia, hoy situada a 90 km al sur de Bagdad, aporta dos de sus grandes monumentos, por un lado, las imponentes murallas (en cuya cima se podían cruzar dos cuadrigas sin dificultad, según el geógrafo griego Estrabón) y, por otro, los exuberantes jardines suspendidos. Sobre estos últimos, el historiador romano Diodoro de Sicilia escribió lo siguiente en su obra Biblioteca Histórica:

“Estaban también, junto a la acrópolis, los llamados jardines colgantes, obra (…) de un rey sirio posterior que los construyó para dar gusto a una concubina; dicen que ésta, en efecto, era de raza persa y sentía nostalgia de los prados de sus montañas, por lo que pidió al rey que imitara, mediante la diestra práctica de la jardinería, el paisaje característico de Persia (…). Sobre éstas (las terrazas) se había acumulado un espesor de tierra suficiente para las raíces de los árboles de mayor tamaño; el suelo, una vez que fue nivelado, estaba lleno de árboles de todas las especies que pudiesen, por su tamaño o por otros atractivos, seducir el espíritu de los que los contemplasen.”

Son muchos los investigadores que, a partir de este relato y de las descripciones de otros autores de época clásica, como Estrabón, Flavio Josefo o Quinto Curcio, han intentado localizar en la ciudad de Babilonia el emplazamiento de estos jardines. Se han propuesto varias alternativas, aunque todas sin argumentos concluyentes, ya que hasta la fecha nadie ha encontrado huellas arqueológicas que ayuden a su localización. Ante esta situación, la pregunta a plantearse podría ser la siguiente: ¿Hubo en Babilonia unos jardines colgantes como afirman los autores clásicos?

De entrada, llama la atención un hecho: ningún texto de los que conocemos del rey Nabucodonosor II menciona tales jardines en Babilonia. El historiador griego Heródoto (que nos da una descripción muy detallada de los monumentos de la ciudad hacia 450 a.C.) tampoco nos habla sobre ellos. Las únicas referencias escritas proceden de autores romanos, que nunca visitaron Babilonia. Además, en su época la gran metrópoli mesopotámica no era más que un campo de ruinas abandonado.

Entre los autores grecolatinos son frecuentes las confusiones en lo referente a la historia de Mesopotamia, un mundo que les era totalmente ajeno y lejano. Por ejemplo, Diodoro sitúa Nínive, la capital del imperio asirio, junto al Éufrates, cuando ésta se localiza en realidad junto al río Tigris. Además, en su descripción de las murallas de Babilonia el autor griego tiene una evidente confusión entre las ciudades de Babilonia y posiblemente Nínive: “En las torres y murallas estaban representados animales de todas las especies con destreza técnica en el uso de los colores y en el realismo de las representaciones; el conjunto representaba una compleja cacería de todo tipo de animales salvajes, cuyo tamaño era de más de cuatro codos. En medio de ellos estaba representada también Semíramis lanzando desde un caballo un venablo contra una pantera, y junto a ella su marido Nino golpeando de cerca a un león con su lanza”.

Esta descripción no encaja en absoluto con la decoración existente en Babilonia, donde no se ha encontrado ninguna escena de caza como las descritas por Diodoro. Sin embargo, concuerda muy bien con los relieves sobre cacerías hallados en el palacio asirio de Asurbanipal (668-630 a.C.) en Nínive. A esta confusión ha podido contribuir el hecho de que algunos reyes asirios, como Senaquerib (704-681 a.C.), llevaran el título de rey de Babilonia. De este mismo monarca asirio, se encontró en Nínive un bajorrelieve donde se representan unos frondosos jardines regados por un acueducto. Estos datos nos permiten apuntar la siguiente hipótesis. Babilonia no parece ser, pese a lo que indica la tradición clásica, la ciudad de los jardines colgantes. Por el contrario, el palacio de Senaquerib en la ciudad asiria de Nínive es un excelente candidato para los famosos jardines.
 
Relieve asirio con jardines, canales y acueducto: ¿Jardines colgantes de Nínive?

















El rey Nabucodonosor II (605-562 a.C.), que tantas obras de embellecimiento llevó cabo en Babilonia, y el historiador Heródoto, en su detallada descripción de la ciudad, no hablan de los jardines colgantes, ya que es probable que nunca existieran. O al menos no tenemos pruebas de su existencia. Pero, por absurdo que parezca, el mito se ha impuesto y seguiremos hablando y escribiendo sobre los jardines colgantes de Babilonia como una de las Siete maravillas del mundo antiguo. El mito ha ganado una vez más a la historia.

PS. El pasado 6 de mayo la prensa británica se hizo eco de las recientes investigaciones sobre los jardines colgantes de Babilonia de Stephanie Dalley, de la Universidad de Oxford, que en breve publicará un libro sobre el tema, donde concluye que realmente estuvieron en Nínive. Más información en:
http://www.dailymail.co.uk/news/article-2320086/The-Hanging-Gardens--Nineveh-Lost-Wonder-Ancient-World-actually-300-miles-Babylon.html

 

2 comentarios:

  1. Pues en Nínive o en Babilonia la reconstrucción es una verdadera belleza... Los románticos afirmaban que la poesía provenía de oriente. Debían de tener razón.

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  2. La existencia de estos jardines, sea donde fuera, supuso además unos conocimientos de ingeniería altos. Las raíces podrian habar colapsado la estructura, filtraciones de agua que la acabaría haciendo añicos...

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