domingo, 5 de mayo de 2013

EL PATRIMONIO ARQUEOLÓGICO DE SIRIA EN PELIGRO

Apamea tras el saqueo sufrido.

La actualidad manda. Por esa razón, esta nueva entrada está dedicada a la dramática situación que vive Siria. Es obvio que no hay mayor tesoro que la vida. Sin embargo, esta premisa universal está siendo objeto del más absoluto menosprecio en el conflicto que desde hace más de dos años asola suelo sirio. La barbarie de la guerra no tiene límites. No hay ni el más mínimo respeto a los derechos humanos (a decir verdad, este ya escaseaba antes del estallido de la actual crisis). Y Occidente mirando para otro lado. Esta no es su guerra. Ya ha tenido suficiente con los fracasos de Iraq y Afganistán.

Pero además de la injusta e injustificable crisis humanitaria que vive el pueblo sirio, hay otro drama que está asolando con su pasado histórico. Me atrevo a hablar de la existencia de un verdadero genocidio cultural. Siria es conocida mundialmente como “crisol de civilizaciones” y como “paraíso de la arqueología”. De hecho, hasta marzo de 2011 casi dos centenares de equipos internacionales estaban trabajando en yacimientos arqueológicos de la zona. Pero en un conflicto armado con un nivel de atrocidad como el actual, el patrimonio cultural queda relegado a un segundo plano, a pesar de tratarse en muchos casos de monumentos únicos e insustituibles de nuestra historia universal. Es un deber de las autoridades sirias e internacionales luchar por su preservación para las futuras generaciones. Pero si bien poco hacen por salvar vidas humanas, ¿qué podemos esperar con respecto a la salvaguarda de antiguas ruinas? Nada. Sirvan de muestra algunos ejemplos. El minarete de la mezquita omeya de Alepo (siglo XI) ha sido demolido; las ciudades helenísticas de Apamea y Dura-Europos (siglo III a.C.) o la ciudad romana de Palmira (siglo III d.C.) han sido bombardeadas…

Más grave es aún, si cabe, la actuación de las mafias dedicadas al tráfico ilegal de antigüedades, afanadas hoy en el saqueo sistemático de los yacimientos arqueológicos de Siria con el único objeto de un enriquecimiento ilícito. De estos saqueos no se han librado ciudades tan importantes como Ebla y Mari, fundadas en el III milenio a.C.

La escasa información disponible apunta a que mosaicos, capiteles, tablillas cuneiformes y otros objetos están circulando ilegalmente por el mercado negro de obras de arte de Europa y Estados Unidos. En el caso, poco probable, de que todas estas piezas fueran recuperadas el daño que han sufrido los yacimientos de donde proceden es ya irreparable. Ante este panorama, se puede concluir que la arqueología de Mesopotamia vive hoy el peor momento de su historia, pues al desastre iraquí se une ahora el de Siria.


Hace unos días tuve noticia del bombardeo por parte de la artillería siria del puente colgante de Deir ez-Zor, una gran pasarela peatonal levantada hace 90 años por los franceses sobre el río Éufrates (y recientemente restaurada). Esta era una zona de recreo, muy frecuentada en verano por los jóvenes de la ciudad para bañarse, pasear, charlar y tomar un té con la familia en algunas de las cafeterías situadas a orillas del río. No se trata, por tanto, de un lugar con valor estratégico. La destrucción de este puente no tiene ningún sentido, salvo que se haya querido eliminar un símbolo de la época del protectorado francés (Francia está siendo muy crítica con el régimen de Damasco). 

Puente colgante de Deir ez-Zor, construido en 1924.
El derribo de este puente lo he sentido especialmente, pues es un lugar que encierra inolvidables recuerdos para aquellos que hemos formado parte del “Proyecto Arqueológico Medio Éufrates Sirio” (2005-2011). Tras cada campaña de arduo trabajo en yacimientos arqueológicos de la zona, siempre nos esperaba  un paseo en un viejo barco por las aguas milenarias del Éufrates junto al puente ahora caído. Era una experiencia inolvidable.





Ante este panorama tan desolador, sólo me queda soñar con que esta barbarie acabe lo antes posible para que Siria recupere la paz y la libertad que se merece como tierra hospitalaria que es.

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1 comentario:

  1. Estimado Juan Luis,

    Esta destrucción de yacimientos arqueológicos, aunque no responda a intereses "estratégicos", en modo alguno me parece fortuita. El procedimiento siempre es el mismo: primero se destruye el lugar; luego, se desprotege -estos dos factores pueden cambiar de orden-; a continuación, se desvalija y, finalmente, se obtienen pingües beneficios con la venta de lo expoliado en los mercados occidentales y, últimamente, también en los asiáticos. Las obras aparecen en Suiza por arte de birlibirloque en tiendas de antigüedades o en almacenes de "comerciantes" de arte, bien legitimadas con el paraguas de "colección particular", y a hacer caja, señores.
    Recomiendo un libro que habla a fondo de estas triquiñuelas: "Saqueo: el arte de robar arte", de Sharon Waxman.

    Un abrazo.
    Cisco Alonso.
    www.franciscoalonso.com

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